sábado, 18 de junio de 2022

Diez: El cumple de Leyre

Ya no tengo coche y me da la pena justa. Mi Beetle blanco que no ha llegado a estar conmigo ni un año, no como el verde, que me espera con su carita sonriente en la Plaza del Azulejo, dispuesto a recorrer kilómetros, que no millas, cargado de maletas hasta las trancas.

Leyre ya cuatro, y allí conocemos a Álex por fin, que es blandito y dormilón. Sonríe mucho con toda la cara. Nos juntamos por última vez con Cris y Carlos, los amantes de Madriz. Sé que volveremos a vernos, ellos son de esas personas que harán el esfuerzo; nosotros también. No somos los únicos que marchamos, las fiestas multitudinarias siempre juntan diversidad y paralelismos. Los asturianos tiran de vuelta al norte, porque es ley de vida, sobre todo cuando se tienen niños. 

Sólo quedan diez días y mucho por hacer, por despedir, por empaquetar. Paseamos por la noche como si hiciera buen tiempo, aprovechando que tenemos abuelos que vigilen a la bella durmiente. En los paseos no sólo buscamos maletas abandonadas que poder adoptar, también recorremos las calles de Somerville como hicimos en tiempo de pandemia y encierro, con nostalgia pero sin pena, porque es junio y llevo dos mangas y un abrigo...

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