jueves, 16 de junio de 2022

Adiós familia

También son familia esos que se llevan el sabor de las lágrimas. También son familia porque hemos vivido tanto juntos que no sé cómo voy a aprender a vivir a partir de ahora. Se hicieron familia el día que brotamos de la misma raíz, y salimos al exterior con la nariz mojada y la cabeza aún sucia de placenta. Familia es ese bebé que sentí por primera vez al tocar la barriga de Teresa, y que he visto crecer hasta convertirse en una pequeña hermana mayor que lee cuentos a Inés hasta que se queda dormida. Sólo y ¿en serio? han pasado siete años de dicha y dulzura que me ha bordado el corazón de ponis. Ahora tendremos primos a tiro de piedra, y abuelos y tíos de los que se parecen a nosotros por genética; pero estaremos lejos de los hermanos de nieve, de esos que no se parecen a nosotros en el físico pero tanto en las formas. En abrazarse sabiendo que no sabemos cuándo será la próxima vez, en quererse sabiendo que no habrá nunca un parentesco que pueda acercarse más que estos lazos, en despedirse con un anhelo que por primera vez me encoge el corazón expandido de dicha. Y como sólo la familia sabe hacerlo, Javi derrama su posibilidad infinita del buen rollo que sólo sabe mirar hacia el lado brillante de las cosas. Javi es brillantina, es música, es paz delicada y paciencia que se pierde a veces, pero es un amarre robusto y verdadero, es un libro lleno de historias del mundo, de enseñanzas de todas las épocas. Teresa es luz y sombra a partes iguales, según cómo vayan acortando los días, es matemática y hada de goma, como un rompecabezas de gomaespuma que da tanto placer cuando es vencido. Es una luciérnaga de sabiduría y leyes, mi espejo de la maternidad, ¿dónde voy a mirarme a partir de ahora? ¡Qué desazón!

Sol es luz, palabras aprisa, dragones buenos y miedo agazapado. Sol es bonita, de golosina, con sus pelos rubios por toda la cara y hasta en la boca. Sol es lo mejor de él y de ella, perfecta cábala en un mar de preguntas. Sol que se empeñó en mostrarme mi deseo oculto de ser madre. Sol que se empeña en hacer que el tiempo pase. Solo que abraza fuerte a Inés como una hermana mayor desolada, porque los dos años de diferencia que las separan, son un jarro de realidad imparable para la mayor, y por suerte, risas de una última tarde compartida para la pequeña.

Os voy a echar tanto de menos que ya nunca seremos las mismas personas, porque de vosotros he aprendido casi tanto como de mis propios hermanos. Gracias por 8 años y pico? llenos de buenos momentos, por dejarnos ser los tíos de cabecera, por compartiros y por darnos una hermana mayor para nuestra gitana. Ahora ya sí que huele a despedida, ahora ya sí que se llenan los ojos de lágrimas. Ahora comprendo que cuando esté al otro lado, echaré tanto de menos a mi familia bostoniana como hasta ahora me ha faltado la de España. Ahora comprendo que pertenecemos a dos mundos, suerte y putada, siempre echaremos de menos lo que dejamos atrás. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario