Sangran los endometrios
llorando ausencia,
me devoran las entrañas
y la conciencia,
tensan las cuerdas vocales
de mi tormento
doliéndome a voz en grito
de puro miedo.
Saltan las alegrías
por la ventana
goteando en las compuertas
como navajas
heridas de luna nueva
siempre encerradas
adsorbidas en la noche
presa de calma.
Quitáronse los disfraces
de majaderas
dibujando puñaladas
embusteras,
salieron de su escondite
de primaveras
mostráronme los colmillos
con que laceran.
Ríos carmesí dibujan
yo soy el lienzo
emborronan los bocetos
sobre mi cuerpo,
y me dejan extinguida
drenando savia,
imprimiendo mi agonía
sobre la almohada.