jueves, 1 de marzo de 2012

La primera española

Pues nunca me había parado a pensarlo, ¡qué responsabilidad! ser la primera española que alguien conoce. Y yo, sin saberlo, he sido yo misma durante meses!!
¿Qué es ser español? Pues así visto desde fuera, parece ser que consiste básicamente en escaquearse, dormir la siesta, comer bien y torear. He perdido la cuenta de las veces que me han preguntado acerca del "bullfight", como si fuese algo que en España te encuentras así de repente, paseando por la calle. Y aunque es cierto que no deja de ser un rasgo muy español, también hay españoles, como yo, a los que no les gustan los toros. Vamos, los toros sí, lo que no me gusta es el toreo. Tampoco me gusta dormir la siesta, por eso me indigno cada vez que sobreentiendo una referencia desdeñosa a nuestro "relax" laboral. Pero bueno, los tópicos están para eso, para ser tópicos. De hecho, también yo creía que los chinos trabajaban como chinos y que no se relacionaban con nadie; hasta que he conocido de verdad a algunos, y entonces he comprendido que, aunque comen cosas muy raras y hablan un inglés que no hay quien entienda, son más majos que las pesetas. Es gracioso que Jingfa y yo hayamos conectado tan bien viniendo de mundos tan distintos, y no deja de ser paradójico que una de Madrid y uno de Shangai sean los dos únicos trabajando en un laboratorio americano un domingo por la mañana. De hecho, mi primera opción era torear un rato, pero me dio pereza porque llovía y luego no se me seca el capote. La suya era caminar vestido de pollo por encima de unos rodillos sobre agua sucia, pero se lo pensó mejor y prefirió trabajar como buen chino.

Con Inderjeet todo ha sido fácil. Los indios tienen esa actitud bonachona y acogedora que te envuelve desde el principio. Creía que era algo propio de Shomi, pero parece que se extiende a patrones de conducta ancestrales. Y aunque España y La India no pueden ser más diferentes, es hermoso formar parte de una fusión intercultural que cuente con ambas lunas. Intercambiar impresiones sobre nuestras costumbres es un clásico a la hora del café. No deja de sorprenderme la capacidad que tienen los hindúes para mantener sus vínculos familiares. Cuando se casan, deben vivir en la casa de los padres de él, y es una falta de respeto no hacerlo, por lo que se da por hecho que debes permanecer en el lugar donde te has criado y cuidar de tus mayores, así como procrear lo antes posible. Con esto no sería tan complicado lidiar si no fuera porque lo normal es que el marido lo escoja el padre, exactamente como Apu y Manjula, sí. Las muchachas hindúes se casan generalmente con un hombre al que no han visto nunca a solas y su función fundamental es cuidar de sus padres y de sus hijos, no así de las tareas de la casa, ya que es muy común tener sirvientes. Por suerte, poquito a poco, la mentalidad va cambiando en familias como la de Inder, que ha tenido la gran suerte de poder escoger a su marido, y encima estar enamorada de él. Eso sí, primero hubieron de recibir el beneplácito de ambos progenitores, tarea que no fue nada fácil. Sus hermanas no tuvieron tanta suerte, y viven sus vidas ajenas intentando ser felices con lo que les ha tocado. Cuidan de sus niños que lo son todo para ellas, pero jamás han viajado ni visto nada que no sea sus propios hogares.
Cuando hablamos de esto yo siempre le hago la misma pregunta, ¿y qué pasa si no son felices? Y ella me responde una y otra vez: "se aguantan, porque si se separaran tendrían que volver a casarse de la misma forma". 
Inderjeet no entiende qué hacemos los españoles cuando salimos por la noche; qué le encontramos de divertido a eso de bailar, tomar una copa o hablar con desconocidos hasta altas horas de la madrugada. Para ellos el fin de semana consiste en ir al templo, comer algo fuera de casa con su marido, ir al cine y poco más. Nunca han salido ellas solas antes de casarse, nunca han ido de vacaciones con sus parejas, nunca, nunca, nunca... A veces es complicado para mí comprender sus razonamientos, aunque intento, desde la posición de alguien que ha vivido en un mundo tan distinto, ponerme en sus zapatos y en su cultura. Obviamente, me siento enormemente afortunada por haber nacido en una cultura como la nuestra. Y aunque es cierto que a España le ha costado abrir la mente y aceptar que las mujeres pueden votar, trabajar, estudiar una carrera y ser completamente independientes, todavía nos queda mucho que superar. Aún no somos iguales a nivel laboral, ni a la hora de cuidar de los niños, ni de dirigir empresas o de hacer con nuestras vidas lo que nos de la gana. Pero cada vez subimos un escaloncito más en la gran escalera que conduce a la igualdad.
Por otro lado, en otras culturas europeas más parecidas a la nuestra, también se baraja esa visión de nuestra piel de toro ligada al folclore y el cachondeo. Para los irlandeses, los españoles siempre nos estamos quejando y trabajamos algo menos de lo justo. Eso sí, tenemos un carácter abierto y somos simpáticos. Antes de enredarme en esta tela de araña, yo también creía en los tópicos, pero cuando te toca deshacer los tuyos, no mola tanto... Ahora que sé que soy la primera española que muchos de ellos conocen, siento la responsabilidad de demostrar que España no es un circo. Lo malo es que luego abro el periódico cada mañana y mi moral se desmorona: jueces que son inhabilitados por hurgar donde no deben, estudiantes apaleados por pedir mejoras en las aulas, miembros de la realeza que se apropian del bien ajeno, impuestos sobre bienes inmuebles que no todo el mundo paga por igual, mediocres colocados en puestos de mando subiendo el precio del pan cada vez que abren la boca... y un largo etcétera de vergüenzas nacionales que los españoles hemos de lavar como podemos desde fuera y desde dentro de nuestra tierra.
Por eso, y de perdidos al río, los españoles de Boston nos vemos obligados a celebrar fiestas y salir de noche, porque si nos ven todo el día trabajando en el laboratorio, fines de semana incluídos, podrían pensar que no somos simpáticos, o lo que es peor, que en realidad no somos españoles, sino chinos.

1 comentario:

  1. Con un ejemplo como tú se van a quedar flipaos de los españoles!!!
    Ya te echaba de manos! ;P
    Muchos besos,Carol

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