jueves, 8 de marzo de 2012

Días más largos, noches más cortas

Los días se van alargando, huele distinto, la temperatura se pinta en dos cifras y es húmeda en contexto. La luz del sol se empeña en esperarme a la salida del trabajo, pero yo soy más lenta que la noche. No obstante, la oscuridad remite, tanto en la calle como en mi interior, las sombras se van encogiendo, maltrechas, y empiezan a dejar paso a la ansiada primavera. "Pa los Reyes lo notan los bueyes", dice siempre mi madre, "y pa San Blas lo nota el gañán"... qué sabia ha sido siempre la doctora Godino.
Lo mejor de los días largos es que a veces consigo alcanzarles a plena luz. De noche son igual de bonitos, pero no tan inmortalizables, el flash me juega malas pasadas... De día el rojo del jerseicito se hace púrpura infinita, pues aunque empieza a indultar la bruma... hasta el cuarenta de mayo, no debes quitarte el sayo ;)

Conocen mis pasos, incluso de noche, donde resuenan entre otros ruidos de la oscuridad; neumáticos que van y vienen, puertas, voces, otros pasos... y nunca logro confundirlos. Cada vez es más difícil cogerles por sorpresa, su actitud es la de la espera en cuanto me presienten a lo lejos. Saben que siempre cae alguna caricia, y eso me ha vendido por completo a la rutina. Aun así, siempre hacen alguna cabriola para mostrarme que son capaces; el Husky, inmerso en su linda quietud... Idefix, alma de acróbata empedernido. La balanza se equilibra para poner en orden su espacio vital, el primero le resta energía al segundo, transmitiéndole a su vez una extraña calma. Esta simbiosis me conmueve, los lazos más grandes se forjan entre los seres más distintos. La amistad tiene esa magia capaz de unir los mundos, de dar opciones, capaz de eliminar las sombras en la distancia. La amistad es aquello capaz de sostenerte por hilos invisibles cuando la gravedad se multiplica por mil. La inmensa sabiduría que se adivina en los ojos de glaciar me inspira un sentimiento extraño. Es como esas miradas de los padres que no necesitan palabras. . .  comprensión, ternura... Siempre ha de haber un equilibrio, por precario que sea, entre los dos lados de la romana, si un lado pesa más que el otro, ha de intentar compensarse. Es una ley tan frágil que no puede mantenerse sin esfuerzo, eso es lo que hace que valga la pena.

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