domingo, 22 de enero de 2012

Free stuff

Como en el Hada acaramelada de Gloria Fuertes: “Todo gratis, todo gratis, se leía en un letrero…”
Camino intentando pisar sobre las huellas viejas, evitando la nieve que nadie ha pisado y que invita a resbalones impertinentes. La música envuelve mi anhelo por llegar al calor de mi casa, donde una Loli me espera inmóvil, cual rosquilla de pelo calefactada. Y de repente… ¿He visto bien? Continúo andando unos metros, considerando la posibilidad de volver atrás y fotografiarlo, porque, una vez más, la actitud americana me sorprende. Y sí, decido que esto no puede pasar desapercibido para Bostonadas, vuelvo sobre mis pasos ante el asombro disimulado de un peatón que venía detrás y que se aparta previniendo la colisión. 

Parecen adornos de Navidad, cosas que a alguien han dejado de servirle, pero que no por ello han dejado de ser útiles. Mi madre, o incluso yo misma, habría tardado poco en dirigirlo con mucho amor hacia el contenedor de la basura. Aquí, en cambio, tienen formas más ecológicas de hacer limpieza de trastos.

Y lo mejor de todo es que al día siguiente, nevado y todo, el contenido de la caja era historia, sólo quedaba un cartón vacío y el cartelito de Free Stuff para el recuerdo.

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