lunes, 25 de mayo de 2015

Votos robados

Porque es más sencillo acallar a las masas cuando no se les da la opción a rechistar. Porque es más fácil el recuento cuando hay miles de papeletas ausentes. Porque todo el mundo sabe que en el exilio nadie ha venido a llamar a nuestra puerta. Porque es obvio que si se nos da voz, nuestro voto no va a ser el que a ellos les conviene. Porque los hijos de la democracia que tuvimos la oportunidad de pensar por nosotros mismos, hemos descubierto lo engañados que están la mayoría. Y porque sabemos que hay que arrimar el hombro para que las cosas cambien, removeremos cielo y tierra para que nuestras voces se oigan. Por todas estas razones, son cientos los pasos a seguir para votar desde el extranjero. Partiendo de la base de que había que estar registrado en el consulado de España en Boston desde antes de finales del 2014 para poder rogar el voto en unas elecciones que aún no se habían ni convocado. Cuidado, que digo poder "rogar el voto", no hablo de recibir papeletas a domicilio como si a alguien le interesara hacernos campaña. En esta primera criba, ya muchos se quedaron fuera. Lo primero, porque nadie sabía que había que estar inscrito con tanta antelación (las cosas de palacio, van despacio, y las de administración, no van). Lo segundo, porque el horario del consulado de España en Boston es de 9 a 13.30. Y claro, todos los que estamos aquí, obviamente, trabajamos, si no a ver a qué hostias hemos venido aquí con el frío que hace. Además del horario escuetísimo del consulado, nos encontramos con que cogen las fiestas de España, sí, pero también las de aquí. Lo cual se traduce en que si tenemos un día libre que podríamos utilizar para hacer gestiones, pues ellos también lo tienen así que te va a tocar pedirte un día de los 10 que tienes de vacaciones para hacer estas cosas que se consideran derechos, si no quieres que la participación en las urnas vuelva a ser ridícula y, por supuesto, forzosa.
La segunda criba llega cuando sólo a la mitad de los inscritos en el consulado les llega la información sobre cómo rogar el voto. Las estadísticas no fallan, en mi casa, de dos, sólo uno lo ha recibido. Afortunadamente, eso levantó la liebre para que el otro se pusiera en marcha y llevara a cabo los trámites necesarios para proceder con el ruego al límite del tiempo. Todos los que no hayan tenido una liebre a mano van al montón de los votos robados.
Luego llega el tercer filtro, el más amargo de todos, las papeletas no llegan, o peor, llegan tarde. Impotencia máxima. ¿Qué curioso, no? habiéndome inscrito hace seis meses, habiendo rogado el voto hace más de un mes, y con la velocidad que se gasta hoy día el correo internacional, y resulta que las papeletas llegan sistemáticamente dos días después de las elecciones. Permítanme que sea malpensada, pero me parece que a algunos nos les interesa que votemos los exiliados... Pero es que la cosa no acaba ahí, si estás inscrito en el consulado como no residente (lo que te permite votar también en elecciones municipales), entonces sólo puedes votar por correo, lo que conlleva que la fecha límite para enviar el voto era aún más temprana, el 19 de mayo. ¿Por qué? si las elecciones son el 24, ¿en serio hacen falta 5 días para que el correo llegue a mi pueblo? Vuelvo a pecar de incrédula, pero me suena a mamoneo... Además, lo de que sólo puedes votar por correo no está claro ni mucho menos, muchos más bien se enteraron cuando hicieron acto de presencia entre los días 20 y 22 de mayo en el consulado (días establecidos para votar en persona), con sus papeles preparados para votar (escritos a mano, para más inri, que para las elecciones municipales no se envían papeletas, así luego podrán considerar el voto nulo cuando convenga porque no se entiende la letra), y se quedaron con tres palmos de narices porque ya no era posible hacerlo. ¡¡Bieeeen, más votos robados para la saca!! Y señores, así es como se roba el voto. Es un arte, casi como el de robar de las arcas del Estado o tener contabilidades paralelas, un arte que además consigue que el culpable se quede impune. Los votos robados indignan, pero la impotencia mata.
Por último, para los que nos inscribimos antes de final de 2014, recibimos la información para rogar el voto, rogamos el voto antes del 20 de abril, recibimos las papeletas a tiempo y nos leímos la letra pequeña unas cuantas veces: había que preparar el sobre sepia con la papeleta escogida dentro. Este sobre, meterlo dentro de otro sobre dirigido a la junta central, este otro sobre había de contener un certificado de inscripción en el consulado más una fotocopia del DNI o pasaporte. Si esto se iba a enviar por correo (antes del 19 de mayo), entonces había que rellenar un apartado para la devolución del franqueo. Y aquí llega lo más cachondo de todo, había que enviarlo "por correo certificado" cosa que en USA ¡NO EXISTE! El sistema de correos aquí no funciona como en España, y no me quedaba claro si lo que ellos consideran correo certificado lo iban a dar por válido cuando llegase con un sello yanqui. Así que la menda, que otra cosa no, pero desconfiada es un rato, prefirió personarse en las dependencias del consulado con todos los papeles y votar en persona. Así que quitándome tiempo de trabajo (afortunada yo, que puedo, otros no pueden decir lo mismo) y puesto que trabajo a unos 20 minutos del consulado, me persono allí con mi sobre sepia, mi papeleta, mi sobre blanco, mis dos certificados, mi DNI, mi fotocopia del DNI, mis pepinillos en vinagre, y hago el trámite más importante del año. La chica de la ventanilla (muy maja, por cierto), me ofrece la posibilidad de entrar y depositar yo misma mi voto en la urna. Sí señorita, porque, me va a perdonar, pero es que yo no me fío ni de mi padre. Así que se abre esa puerta arrojando luz celestial, me aproximo con paso seguro a aquella urna transparente que ya cuenta con un montoncito de otros sobres color sepia repletos de ganas de cambio, y por fin, ejerzo mi tan merecido derecho como ciudadana española-madrileña: VOTO A LA ASAMBLEA DE MADRID. Hasta las lágrimas están a punto de saltarse, ha sido un proceso tan largo y costoso que creí que nunca llegaría el momento. Cuatro días después, la alegría llega hasta este lado del océano, las cosas empiezan a parecer posibles, a pesar de que aún hay muchos que tienen los ojos cerrados, España abre los brazos al cambio. Siento que una luz se ha encendido en algún lugar recóndito de mi ser, por primera vez presiento que existe una pequeña posibilidad de que algún día pueda volver a España.

1 comentario:

  1. Magistral ;-)

    En este caso el fin ha justificado el esfuerzo. Es un orgullo que estemos cambiando el país para cuando volváis, pero al leerlo veo que os movéis mas desde fuera que muchos aquí dentro.

    Un abrazo.

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