domingo, 23 de febrero de 2014

Aún es invierno


El conocimiento lo tenía, la valentía no. Amanecía entre la bruma y en la niebla, agazapada, esperaba la llegada de la primavera. Vislumbraba entre sueños el despertar de los almendros, los valles y las cabañas. El invierno lo tapa todo con su manto despiadado. Se esconde en las sombras de los días efímeros robados al sol, en la noche que desprende los ecos desgarradores del clamor de las tinieblas. Y sin embargo, cuando amanece, sigue gélido al contacto, emponzoñado bajo el hielo; no se rinde ante la aurora porque no ha conocido el sueño todavía. Se desplaza con el viento que se ha llevado el rocío, dejando carámbanos mágicos que no entienden el deshielo. Se alarga la sombra errante del invierno, alcanzando aquellas cotas que en otras tierras ya han florecido. Miro desde la ventana el haz de colores que persigue a la umbría, aún no escucho su latido pero sé que se acerca. Los estertores del invierno se acurrucan en febrero, pierden fuelle algunas veces y se olvidan de las nieves. La estela  glacial se atusa el frío, se le escapan unos copos despistados que se quedan hasta marzo.  Despídete de ellos vieja escarcha, ya casi no te tengo miedo.  

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