Lejos del olor a incienso, a cirio pascual y a flores secas; lejos del repiqueteo de baquetas en tambores, del batir de las cornetas a duelo con las saetas, de las lágrimas que la lluvia trae consigo cada año. . . Boston se viste de pascua en forma de huevos coloridos, conejos de fantasía y guirnaldas multicolores. Aquí hay católicos pero no procesiones, ni costaleros, ni viacrucis... por no hablar de nazarenos y cofradías, que les suena a chino mandarín y a todo menos religioso (que por asociación indumentariesca, les inspira rollo Ku Klux Klan, o eso es lo que dicen ellos). No ha habido días libres ni fiesta especial, sólo que hoy, domingo de Resurrección, las tiendas han cerrado un poco antes. Por lo demás, no había mucho ambiente hasta que el gueto español ha improvisado una Semana Santa de lo más pintoresca en Leland Paradise.
¿Cuántas barras de pan hacen falta para hacer 30 torrijas? Unas tres, más o menos... ¿horas? tooooda la tarde del sábado empapa, fríe y reboza, en tandas de tres, que el aceite de oliva está caro y las torrijas pueden salir a precio de foie. Por otro lado, he descubierto un ambientador natural para aromatizar la vida, puesto que hoy toda la casa huele a canela y a añoranza.
Llegué a Leland esta mañana y me recibió el aroma del cordero que perdía vida y ganaba jugosidad sometido a los Fahrenheit del horno de Manu. Y me sentí un poquito más cerca del domingo en la plaza del Azulejo, de los aperitivos que mi madre siempre prepara en los días señalados, del olor que sube contigo la escalera empujándote al paraíso a medida que asciendes los peldaños...
Y aunque el escenario se pinta de Semana Santa española, también hemos tenido lucianinhas brasileñas de lentejas y menta, ensalada "big size" catalanobritánicogermana para hambrientos comensales, pan de trigo recién horneado made in USA, galletikanens, arroz con leche a la Carmona, huevos rellenos de la gran Germania y una tonelada de manjares cocinados, sobre todo, con mucho amor, regados por la sutileza del vino español y el agua de Valencia, que han puesto la guinda a una velada dulce, acogedora y memorable.

Un servidor se ha despertado a las 3 de la mañana como un zombie para tomar un vaso de leche nocturno con... TORRIJAS! Que rrrrricas...
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