lunes, 9 de abril de 2012

Easter time!!

Lejos del olor a incienso, a cirio pascual y a flores secas; lejos del repiqueteo de baquetas en tambores, del batir de las cornetas a duelo con las saetas, de las lágrimas que la lluvia trae consigo cada año. . .  Boston se viste de pascua en forma de huevos coloridos, conejos de fantasía y guirnaldas multicolores. Aquí hay católicos pero no procesiones, ni costaleros, ni viacrucis... por no hablar de nazarenos y cofradías, que les suena a chino mandarín y a todo menos religioso (que por asociación indumentariesca, les inspira rollo Ku Klux Klan, o eso es lo que dicen ellos). No ha habido días libres ni fiesta especial, sólo que hoy, domingo de Resurrección, las tiendas han cerrado un poco antes. Por lo demás, no había mucho ambiente hasta que el gueto español ha improvisado una Semana Santa de lo más pintoresca en Leland Paradise.
¿Cuántas barras de pan hacen falta para hacer 30 torrijas? Unas tres, más o menos... ¿horas? tooooda la tarde del sábado empapa, fríe y reboza, en tandas de tres, que el aceite de oliva está caro y las torrijas pueden salir a precio de foie. Por otro lado, he descubierto un ambientador natural para aromatizar la vida, puesto que hoy toda la casa huele a canela y a añoranza. 
Llegué a Leland esta mañana y me recibió el aroma del cordero que perdía vida y ganaba jugosidad sometido a los Fahrenheit del horno de Manu. Y me sentí un poquito más cerca del domingo en la plaza del Azulejo, de los aperitivos que mi madre siempre prepara en los días señalados, del olor que sube contigo la escalera empujándote al paraíso a medida que asciendes los peldaños...
Y aunque el escenario se pinta de Semana Santa española, también hemos tenido lucianinhas brasileñas de lentejas y menta, ensalada "big size" catalanobritánicogermana para hambrientos comensales, pan de trigo recién horneado made in USA, galletikanens, arroz con leche a la Carmona, huevos rellenos de la gran Germania y una tonelada de manjares cocinados, sobre todo, con mucho amor, regados por la sutileza del vino español y el agua de Valencia, que han puesto la guinda a una velada dulce, acogedora y memorable.
 Sabemos que no es un acto religioso, sino un encuentro laico entre amigos que cada vez van siendo menos amigos y más familia. Comentamos este fenómeno que se produce en la distancia, que convierte a personas que, hasta hace unos meses, eran completos desconocidos, en hermanos de inquietudes y palabras, de alegrías y de penas, de risas y bromas cómplices... en todo lo que necesitas para vivir lejos de casa. A veces sólo quien ha estado antes en tus zapatos, puede comprender el vacío que se cuela entre tus dedos. Por un momento el estrés de Alicia se ha autoinvitado a la comida, la pobre no puede parar de perseguir al conejo blanco... pero pronto verá el jardín que se esconde al otro lado de la puerta en el país de las maravillas... Y así, la tarde va tocando fin, algunos se van despidiendo (primero los gringos, por supuesto), y poquito a poco el círculo se va cerrando a lo cercano, ya sólo quedan los habitantes de Leland y sus hijas adoptivas. Manu ha sacado el cajón donde guarda el flamenco, la sangre española, el ritmo que arranca la bulería... El cajón donde esta noche, hemos depositado unos cuantos sueños, el final idóneo para una semana que quizás no ha sido santa, pero ha sido perfecta.

1 comentario:

  1. Un servidor se ha despertado a las 3 de la mañana como un zombie para tomar un vaso de leche nocturno con... TORRIJAS! Que rrrrricas...

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