miércoles, 16 de noviembre de 2011

Ardillas...

Esta mañana salí de casa con un paraguas en el bolso. Las predicciones meteorológicas llevaban toda la semana anunciando una lluvia que no llega. Camino con mis cascos, portadores de palabras envueltas en la melodía de mi lengua materna; me transportan a mi España, donde lo más común al salir de casa cada día era adentrarme en un atasco. Madrid tiene ese encanto de las ciudades grandes, llegar al trabajo es una tarea en sí misma. Sevilla, en cambio, sosegada... te espera con un ascofé y media tostá a primera hora de cada mañana, da igual el tiempo que haga.
Cambridge me da los buenos días deslumbrándome, ya que cuando piso la calle hace horas que ha amanecido. Inmersa en mi tarareo, me parece avistar algo por el rabillo del ojo... ¿un gato, quizás? Ay... cuánto echo de menos a mi Loli... Pero no! es una ardilla!! Es de color gris y tiene una cola frondosa. Huye de mí y se esconde detrás de un seto. Se asoma desde allí y me mira con curiosidad (imagino que piensa: otra guiri...). Continuo mi camino con una sonrisa, me caen bien las ardillas. Y unos metros después, otra!! corre a esconderse como la primera, mi sonrisa se ensancha. Hoy llegué más contenta al trabajo.
Al salir, diluviaba!! hoy he aprendido algo: Las ardillas barruntan lluvia.

2 comentarios:

  1. jo tía!! que envidia!! ardillas barruntadoras de lluvia, como molaaaaa

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  2. ayyy si esk son tan monas!!! eso sí parece que allí deben de ser una plaga, en Carolina estaban por todas partes!!. Un bsote enorme!

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