martes, 30 de septiembre de 2014

Septiembre

Crecer por dentro, hacerse grande, como cantaban Alejandro Sanz y Paolo Vallesi, lo quieras o no, imponer la voluntad de poco vale. Los días y las noches se persiguen, Lorenzo y Catalina y su trajín por no quedars; las plantas se marchitan, las células envejecen, lo que es polvo vuelve al polvo y el agua sube a las nubes. Y así un ciclo infinito de vida que nunca se para, ni ralentiza, que sólo conoce un camino y nunca lo recorre dos veces. Aunque yo imagino el año como un calendario circular que vuelve a empezar en septiembre, que no en enero, no me importa lo que digan los astrónomos. En septiembre vuelve el cole, se acaba el verano, llega la depre post vacacional, empiezan las colecciones, y las nuevas temporadas de las series... en septiembre vuelven a subir los precios de la moda, y de los libros, y del abono transporte (bueno, éste a veces también en enero). En septiembre se conocen nuevos amigos, se firman nuevos contratos de alquiler, te apuntas a nuevas actividades (extraescolares o de nuevos propósitos, según la edad). En septiembre se empiezan las dietas para recuperar la línea de antes del verano que se ha desdibujado un poco por aquello de las cañitas fresquitas con sus tapas veraniegas...
En septiembre se queda vacía la playa (o como diría mi suegro, pasa el caballo blanco que se lleva a los madrileños), cierran las heladerías, se recogen las terrazas, se adopta un perro, y llegan los primeros días de ponerse manga larga. En septiembre buscas un nuevo trabajo, empiezas una carrera, te apuntas a un curso para emprendedores, o emprendes a tu manera, por internet, aunque sea menos serio.
Septiembre es prometedor, porque en septiembre todo está por llegar, hasta el frío. Incluso en Boston, donde aunque pueda parecer extraño, el domingo hicieron 32 grados como 32 soles que sacaron a la calle todos esos pies rositas subidos en sus chancletas, directos a las terrazas, a los parques... ¡a la playa!
Y ahora septiembre se marcha una vez más, verano muerto, y lo echaré de menos, sobre todo porque nos dirigimos sin tregua hacia esa zona del círculo que se representa pintada de azul con un copito de nieve a modo de advertencia. Pero ¡eh! que aún nos queda el otoño con sus hojas anaranjadas y sus calabazas.
Adiós septiembre, no podemos quedarnos en ti, los días se han ido acortando y ya casi es de noche cuando salimos del trabajo. No obstante, quédate aquí, volveremos en un año, queramos o no, volveremos a pasar por aquí de camino al nuevo ciclo que nos toque.

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