jueves, 5 de julio de 2012

Independence Day


El 4 de julio de 1776, los Estados Unidos de América se independizaron del Reino de Gran Bretaña... el 4 de julio es, desde entonces, uno de los días más importantes del año para los americanos. La víspera del gran día todo son nervios, colas interminables para recoger la pulserita que nos permitirá, de forma gratuita, asistir al concierto y al "recinto ferial" situado en una gran explanada cerca del río, que no es exactamente como las ferias españolas, pero que tampoco tiene nada que envidiarle. Los farolillos son, en este caso, sustituidos por estrellas plateadas y guirnaldas rojas y azules... Los colores de la bandera tiñen América y a los americanos, que llevan bombines, camisetas, gorras, zapatillas, y todo aquello potencialmente customizable que podáis imaginar (sí, lo de la foto es una virgen...).
Después de días de calor bochornoso, Boston amaneció hoy nublado y bajo amenaza de tormenta. Los contratiempos meteorológicos, sin embargo, no han desalentado a los bostonianos que, sillita plegable y manta a cuestas, se colocan a orillas del Charles River desde muy temprano. La tradición manda hacer un picnic familiar o entre amigos, barbacoas, puestos de perritos calientes,  juegos de mesa, pelotas de rugby... al más puro estilo Santa Juana. Eso sí, no he visto ni una sola gota de alcohol en el camino.También hay una regata, ya que el corazón de la fiesta se baña en el río, y desde allí, decenas de barcos salen a navegar engalanados con sus banderitas. En el MIT organizan la suya propia, y también su propia fiesta. Su ubicación privilegiada les sitúa en el centro neurálgico del evento, vamos, lo que viene siendo en todo el meollo. Durante toda la tarde, las nubes nos vigilaban desde arriba, inquietas, petulantes, como riéndose para sus adentros. La música se retransmite por altavoces aquí y allá para llegar a todos aquellos que quedan fuera del recinto, que no puede acoger a tanta gente como hay repartida a ambos lados del río. De repente, suena el himno que tan bien reconocemos por las películas, y casi me da un pasmo cuando veo levantarse, uno a uno, a tooooodos los que están sentados en el césped, jugando al balón o haciendo cualquier otra cosa, y se colocan la mano en el pecho de forma solemne. El silencio se apodera de nosotros y sólo se oye el himno. Resulta impresionante vivir algo así, somos los únicos que aún seguimos con el culo pegado a la hierba.
Poquito a poco se va acercando el momento más esperado del día, ¡¡los Fuegos Artificiales!!. Anuncian por megafonía que, debido a la inminente tormenta, los van a retrasar 20  minutos. Sin embargo, la lluvia no llega y al final, después de un montón de horas de espera, los fuegos empiezan. Y claro, en el mismo instante en que el primer cohete prende su mecha, la primera gota de lluvia se desprende del cielo. Y así, a medida que van subiendo y llenando el cielo de colores, empieza a caer agua como si se fuera a acabar el mundo. A todo esto, los americanos jalean, empapados hasta los huesos, cantando: "somos Americanos, viva América!! iuesei iuesei!!! Al cabo de unos cinco minutos, la lluvia amaina un poco, aunque por supuesto no deja de llover completamente hasta que los fuegos han terminado. Sin embargo, ha merecido la pena sólo por vivir el patriotismo en estado puro que consigue ponerte los pelos de punta aun siendo extranjero.

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