sábado, 16 de marzo de 2019

Retruécano

Y cuando pienso en España pienso en vosotros, rodeados de esa luz cálida que tiende al rojo incluso en invierno. Pienso en todas esas horas que no os dedico, en todas esas caricias que se secan a la espera de chocar con vuestras pieles, demasiado lejos, demasiado tarde. Y sin embargo en el presente puedo coger vuestras manos que me saludan en la distancia, y agarrándome fuerte a ellas puedo volar,  en círculos de un tiovivo que se acelera con mis latidos, grita loco, gira eterno, y me lleva hacia ese limbo que vuestras sonrisas me fabrican.
A veces quiero vivir para siempre en España, pero sólo en la España que dibujan vuestras manos, esa que hemos dejado entre acordes de "El último de la fila", porque es en esa España donde vuestra mano es cálida y está hecha de primaveras, y no tengo que llorar los inviernos que han ido quedando atrás. En realidad creo que España se ha reducido a eso, a vuestro calor, a un abrazo, a un vaso al otro lado de la mesa, a un baile, a una sonrisa, a un truco de magia malísimo... se ha quedado entre los dedos que chasquean en el pasado, trayéndome a este presente un racimo de piruletas. Os quiero tanto que me sale de donde brotan los miedos, los sueños y la mala suerte. Os quiero tanto que sois España y mi mundo en pasado y en presente. Os quiero tanto que a veces duele abrazaros en el presente, sabiendo que el futuro aguarda vestido de ausencias y recuerdos. Os quiero tanto que he decidido no pensar en ello para no caerme, para poder seguir mirando hacia adelante sin deslumbrarme con vuestras sonrisas. Me acompañáis, por supuesto, en cada pasito pequeño, como antes, como siempre, como no podía ser de otra forma. Y quien no tiene hermanos no puede comprender lo que es tener tres corazones, a mí me laten tan fuerte que a veces me saltan las lágrimas.

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